20 de octubre de 2011
Optimismo.
Últimamente, a las cosas que me dicen, que me pasan, que cuentan, suelo mirarlas desde un lado mejor. Porque estamos para eso, ¿no? Para buscar la alegría donde en un principio no se ve. Si no lo hiciéramos (al menos, a veces) todo sería un completo caos. Si te centras únicamente en tus problemas, en las cosas que te enfadan, y buscas durante todo el día su solución, te vas a acabar volviendo loco. Busca la parte positiva de tu día, de la gente con la que hablas, los sonidos que escuchas o el sol o las nubes que te cubren, y ya encontrarás solución a tus problemas. Si ya han estado ahí, si se quedan un rato más, no pasa nada, ¿verdad? La gente puede no portarse bien, que yo siempre llegaré a casa con una sonrisa, queriendo aprovechar cada día, y deseando que llegue el siguiente para una nueva sonrisa, una nueva mirada, una nueva aventura... podría pensar que es un día que me he levantado con el pie derecho, que es una tarde bonita, solamente eso. Pero creo, que he aprendido a buscar a todo lo que puedo su mejor parte. No sé ni la razón, ni las consecuencias, y sé que tendré días malos en los que todo esto me parecerán gilipolleces, pero de momento, mientras siga esta racha de ¿optimismo? lo aprovecharé al máximo, y creo que todo el mundo debería hacer lo mismo, al menos un rato.
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