25 de octubre de 2011
Sí.
Que te quería antes de conocerte. Que puede que hubiera oído tu nombre alguna vez, verte pasar e incluso escuchar tu voz, sabiendo inconscientemente que te iba a querer, que ibas a ser mi mundo, que tendría que estar contigo todos los días de mi vida. Que por muchos días, minutos o segundos que pase contigo o sin ti, no te voy a olvidar, nunca, por el destino, la suerte, la casualidad, no sé. Que nací para quererte, y moriré queriéndote. Que me da igual si me dices la verdad o si me mientes, me da igual que me sonrías o que me ignores, me da igual que te alejes o que me toques, me da igual, te quiero, te quiero más de lo que las palabras pueden decir y más de lo que se puede expresar. Que es igual si seguimos así para siempre, que al final de todo siga igual, te quiero, y quiero gritarlo a los cuatro vientos, al mar, al horizonte, quiero contárselo a cada pez que se esconda en el fondo del mar, a cada ser que camine sobre la tierra, a cada pájaro que vuele libre por el cielo, o a cada persona que me encuentre por la calle. Mi única verdad, mi única razón, mi única ilusión, es esa, que te quiero, no más que a mi vida, porque mi vida eres tú.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario